Un gran maestro



Francisco Calvo Serraller, en 2005.

Poco se habla de los buenos maestros, de los que viven su trabajo y disfrutan enseñando. En el artículo "Un maestro excepcional", publicado en El País, habla sobre un gran maestro, catedrático y crítico de Arte, Francisco Calvo Serraller. En su carrera profesional siempre alardeaba de que enseñar era su razón de ser y lo que más le hacía sufrir, convirtió esa vocación en el maestro soberbio que sabía contagiar su pasión a los alumnos.

En el artículo nos dice que solía empezar sus clases de forma canónica, recordando que el arte es una invención de los griegos, que sólo reconocían al artista en aquel que imitara el mundo sensible, pero para trascenderlo y así alcanzar la belleza ideal.

Francisco Calvo decía que el arte es la vida, abre puertas porque tiene en la transversalidad su gran virtud: no es algo encerrado en sí mismo, sino que se contamina de todo cuanto forma parte de la vida y a ella se refiere constantemente. De esta forma de explicar el alumno descubría la excitación de profundizar más, de averiguar lo que cada obra enseña sobre la vida, todo lo que abarca.

Era esa clase de profesor que quiere hacer reflexionar a sus alumnos, hacer que piensen, que duden sobre las cosas, que se planteen cuestiones acerca de la vida, de la política o de la sociedad. Quería que sus alumnos salieran de su clase con una idea, con una sensación diferente. Que tuviesen curiosidad sobre aquello y fuesen imaginativos.

Y si nos paramos a pensar así es como debería ser la enseñanza, no acudir a una clase y memorizar unas cuantas frases y ponerlas luego en un examen, sino tener más inquietud, que el empeño y las ganas del profesor por cultivarte y adentrarnos en tierras que no conocemos nos haga saber más. No contentarnos solo con lo que nos enseña el profesor, ser capaz luego de leer artículos relacionados, interesarse por noticias culturales de interés, ver películas que son un clásico, escuchar a los grandes músicos o ir a museos.

La enseñanza es un modo de arte, y para que nos guste, tanto lo que estamos aprendiendo como lo que nos están contando también nosotros tenemos que poner de nuestra parte y tener ese interés cultural, hacer ese esfuerzo por ir más allá, por crear una red, enlazar aspectos, personajes, acontecimientos.

Y como bien dice en el artículo, el arte es una ventana a la vida, y no hay que esperar a que sucedan cosas sino hacer que sucedan, mirar los pequeños detalles, ir más allá de lo evidente, de lo que vemos a simple vista, viajar y conocer más, conocer el arte y la cultura de otros lugares y países, enriquecernos, ser curiosos.


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